11.15.2011

La caravana de miradas

Sé que este espacio me pertenece; sin embargo, me siento como intrusa al volver a refugiarme en este lugar. Han pasado meses desde la última vez que me asomé y aunque mucho ha ocurrido otras cosas siguen igual.



Estoy hambrienta de aprendizaje, sedienta de un poco de tiempo libre y en lista de espera para un pronto y necesario cambio de 180°.

Queda mucho por aprender, indagar, pensar, reír y contar. Mientras tanto respiro, observo, pienso y proyecto.



7.18.2011

Epifa... NOT!

Estas vacaciones de medio año, entre ciclo y ciclo, tuve un par de revelaciones muy superfluas, pero que al final es bueno tomar en cuenta:

1. Me enfermo más seguido en vacaciones.
2. Me quedo momentos frente a la compu sin poner nadita de música.
3. Tengo problemas de a) sordera o b) falta de atención.
4. Las terapias respiratorias son lo máximo.
5. Ahora que sé cómo inyectar me da más miedo que me pongan una.
6. Tengo una voz de maitra que sería ideal en mi inexistente carrera actoral.
7. Facebook no debe ser menospreciado, es de gran utilidad para contactar fuentes.
8. Me estoy equivocando más seguido. Falta de práctica, exceso de confianza.
9. Todos mis zapatos son vulnerables a la lluvia.
10. Entre más me cuido el pelo más feo se me pone.
11. Tuiteo menos; ergo, menos de mis banalidades quedan expuestas.
12. Me asustan los halagos, amo los retos.
13. Tengo meses sin leer un libro.
14. El amor por mis zapatos va mermando en la medida en que mujeres que conozco los compran.
15. Con gusto presto mis cosas, pero es molesto que no sigan la indicación que les doy para usarlas.
16. Este post es un relleno para que no aparezca vacío el contador de entradas por mes.

6.27.2011

Y entonces...

Pasó que llegó. Ella, esa que estaba esperando.

Me ha gustado, sé que tengo muchísimo que aprender y trabajar mi criterio, pero emociónome que me lo estén haciendo saber. Cómo disfruto que me señalen lo que hace falta y aprender de eso.

Les comento, -en resumidas cuentas- estoy haciendo una pasantía en El Faro y, pues, preparando ese producto que esperamos pronto poder compartir con ustedes me tocó ir a cubrir la 3° entrega del premio Ovación. De la nota surgió la entrevista y...bueno, les presento el resultado.



Mientras tanto, emociónome y sigo expectante de lo mucho que me queda por aprender.

6.24.2011

Déjeme decirle que...

...respeto su derecho de fumar y quererse matar leentaameente a cambio de un poco de paz, calmar la ansiedad, calentarse en momentos de frío e incluso como método para opacar el hambre.


Mientras hay algunos que no fuman y disfrutan el olor del cigarro o simplemente no les molesta, yo no puedo estar por mucho tiempo cerca de un fumador: me agarra tos impulsiva y me empieza a chillar el pecho. Probablemente debería de retirarme y refugiarme en una burbuja, ¿pero le parece justo que mientras usted se divierte y ataca los pulmones de otros junto a los suyos yo me prive de pasar un buen rato con amigos por el simple gusto de mantener su vicio?

Dejemos de lado los escenarios para divertirse. A diario, los pasillos de la universidad se llenan del humo del amigo apestoso de los ansiosos estudiantes, toca rebuscarse por una esquina o quedarse en el salón para mantenerse a salvo; y quizás ni ahí lo esté porque más de algún compañero llegará a sentarse cerca de mí con su hermosa peste en la ropa.

Tengo tan mala suerte que por un año tuve que soportar la peste del cigarro hasta en la oficina, ya que tanto a la ex jefa como a la mayoría del departamento que estaba junto al nuestro les daba pereza bajar al parqueo. En ocasiones me perseguía hasta en la hora de almuerzo y me tocaba salir corriendo a mi cubículo para refugiar mis débiles pulmones. Perdí las esperanzas de que el ex Gerente gral hiciera algo, él hacía lo mismo en su oficina y cuando llegaba a la de ella.

Un poco extremo, yo sé. Pero después de todo es cuestión de ponerse en los pies del otro, ¿no cree?

6.17.2011

He's the one

El único al que le permito todo tipo de crítica aun sin haberla solicitado.
El primero al que le cuento y pido consejo si algo muy grave o importante sucede.
El que siempre me consiente sin importar cuántos años tenga.
El que me deja darle todo tipo de consejos a la hora de vestirse.
El work-a-holic del que aprendí.

Quien más me encanta que me pida consejo cuando está redactando un informe.
Quien no teme verse vulnerable ante mí.
Quien tiene una gran confianza en mí.
Quien me enseñó, con mis reproches y enojos, a valorar cada una de las cosas.
Quien me miente al decir que nos quiere a todos por igual, pero tiene sus preferencias con otro.
Quien no vive conmigo, pero está 24/7 para mí.

Probablemente si mi mami llega a leer esto se va a enojar un par de días conmigo y lo va a guardar en el cajón de "sé que preferís a tu papá y no a mí"; pero es algo que no puedo evitar. Tengo un vínculo demasiado fuerte con él, que me hará deprimirme por meses el día que la muerte le llegue.
Sé que no es perfecto, conozco sus errores; le reprocho algunos mientras callo otros.

Pero así, con altos y bajos, es el que mejor me entiende en este enredo que llamamos familia.

6.11.2011

Ya casi, ya casi...

Hace algunas entradas la buscaba desesperadamente.

Deben saber que me muero de ganas por obtener una crítica constructiva respecto a las cosas que considero que hago bien. Refiérome en esta ocasión a mi forma de redactar.

En la U, en las materias relacionadas (Redacción para medios, Prensa I y II) siempre obtenía buenas notas, pero nulas veces una retroalimentación. Un número nunca me llenó en esos casos.
Siempre esperé un esto está mal por tal y tal cosa.

No desconfío de mi capacidad, pero no lo es mismo hacer las cosas como yo creo que son a recibir una corrección y nutrirme de ella para crecer en el oficio.

Se me ha presentado una oportunidad que, a mi parecer, será excelente para recibir toda esa crítica que he estado buscando. Anhelo el día en que me destruyan una asignación. Al principio me voy a deprimir, pero sé que todo es en aras de mi aprendizaje y mejoramiento de mi estilo.

Nada como los nuevos retos. ¡Emociónome!

Posteriormente les voy a ir ampliando. Mientras tanto, les invito a unirse a mi felicidad.

6.07.2011

Estira y encoge emocional

Hay momentos en los que poco a poco a uno se le va haciendo chiquito el corazón. Cada uno tendrá su lista. Pero en mi caso, el que me borró la sonrisa de septiembre a diciembre del 2008 y me pone mal al momento de ver fotos familiares, es la salida de mi papá de la casa.


La única que lo vio irse fui yo. Allá por las 9 a.m. desperté y observé cómo con la ayuda de la empleada metía sus cosas al carro. Lo vi venir, la situación de ellos no era saludable para nadie, y ya nos había consultado a uno de mis hermanos y a mí.

Estuve melancólica todo el día, taciturna en mis clases y de regreso a casa, cuando él pasó por mí a la universidad, una mezcla de negación se apoderaba de mí. Me dejó a la entrada del pasaje y tendría que enfrentar la situación en casa.

Entré, solo estaban mi hermana (11 años menor) y mi mamá en la sala. Para la chiquita fue extraño verme entrar a mí y no escucharme abrir el portón para que mi papá metiera el carro a la cochera.

—Y mi papi, ¿no venía con vos?
—No, es que...él ya no va a vivir aquí—dije jugando a ser fuerte—.

Seguido de mis palabras ella se arrodilla en el suelo y se pone a llorar.
Se me hace chiquito el corazón. Doy tres pasos y me refugio en el comedor. Sale el mar de lágrimas que desde la mañana estuve reteniendo.

Ahora, a 10 días para el día del padre, ella busca fotos para el regalo que harán en el colegio. Nos encontramos una de él y mi mamá cargándola a ella, como a tres meses de haber nacido. Los dos sonríen. Mientras ella se enternece por lo linda que era de bebé, yo me traje mi dolor para acá.

6.04.2011

Antecedentes

Tengo poco más de lo necesario; mientras tanto
construyo el camino que me lleve hasta lo que quiero.

D

esde que estaba en el vientre de su madre le gustó el misterio, cuando llegó el tiempo de hacerse la ultrasonografía se puso de espaldas y fue imposible identificar su sexo. Entre juegos y promesas, el padre se dejó crecer la barba y el bigote con la esperanza de que la anhelada niña llegara luego de 2 varones.

Y la fuente se rompió inesperadamente… Era el tercer embarazo y, aunque siempre estuvo en un estricto control prenatal en una clínica bautista, nunca hubo algún indicio de que el parto pudiera ser prematuro; y tras oír al doctor decir que era una niña, la madre se rindió ante el efecto de la anestesia la madrugada del domingo 4 de junio de 1989.

Luego de 6 meses, se trasladaron a Santa Tecla, ahí María Luz del Rosario Nóchez Marín (el extenso nombre que denota el ferviente catolicismo de sus padres) empezó a crecer y desarrollarse en prácticas como cantante, bailarina de lambada e incluso porrista en sus épocas de párvula; conoció la devoción por Don Bosco y se enamoró de la veneración a María Auxiliadora.

Contra todo pronóstico, ya que su madre trabaja en una de las universidades más prestigiosas del AMSS, MaLu optó por ingresar a la Matías, alegando que el plan de estudios enfocado en la Comunicación corporativa era lo que mejor se acomodaba a sus aspiraciones como futura profesional de las comunicaciones. Sin embargo, no fue mucho el tiempo que transcurrió para darse cuenta de que el periodismo era algo a lo que le encantaría dedicarse. ¡Vaya contradicción!...un pequeño Bazzinga a su negación un par de años antes.

A falta de materias y catedráticos que ayudaran a desarrollar su habilidad escrita, poco a poco fue buscando espacios, como el blog que tras 2 años de experimentos catárticos y de opinión pereció, y una pasantía que le permitió conocer los pormenores de la vida en las salas de redacción.

La ortografía siempre fue una de sus manías, aunque la puntuación tendía a ponerla nerviosa porque usaba comas exageradamente. Una tarde de octubre del 2009 le llegó la oferta para trabajar en Editorial Santillana y a los dos días de la noticia inició a trabajar como correctora de estilo, labor que hasta la fecha realiza con gran satisfacción.

Ahora está a escasos 6 meses de egresar de la Escuela de Comunicaciones y aspira a llegar a ser editora de alguna revista. Mientras tanto, publica semanalmente en Los lados del elefante, blog colectivo de opinión, para no oxidarse y manifestarse, a manera de hacer conciencia, sobre los temas que a todos competen.

No le teme a los retos y quiere hacer cosas imposibles.

5.14.2011

¿Por qué no se callan?

La desesperación de algunos hombres en la calle es directamente proporcional al enojo que siento cada vez que escucho un "shh, shh... Adiós, mi amor".

En serio, ¿qué esperan que les responda o haga uno?
Que detenga mi paso para decirle: gracias, panzón.
O quizás esperan que me de la vuelta, les guiñe el ojo y les dé mi teléfono.
Acercándome un poco a la realidad creo que lo que les encanta es verle la posterior cara de enojada a uno.

Confieso que a más de alguno me han dado ganas de responderle amablemente, con el afán de sacarlos de su aura de confianza con el que se les ocurre decirle cualquier tontera a uno.
Ya lo he hecho, pero mi reacción no fue exactamente amable: policías y militares andaban patrullando cuando yo pasé y a uno se le ocurrió decir uno de sus nada rebuscados piropos, a lo que indignada respondí: "respete! Está trabajando".
Achicado frente al resto del grupo solo agachó la cabeza y siguió caminando. Al final creo que quien quedó mal fui yo. Deben de haber pensado: bueno, ¿y esta loca?

Si alguien lo ha hecho, tiene alguna experiencia similar de odio contra la verborrea desesperada de estos hombres o sostiene cualquier teoría: adelante, platiquemos.

5.06.2011

Esperarte

[Inserte su emoción aquí]

No sabés lo difícil que se me hace esperarte.
Aparecés cuando y donde menos quiero, bien dicen que cuando uno deja de buscar aparecen las cosas de imprevisto; lamentablemente todo es para mal.
Te encuentro de forma escueta y ¡cómo lo detesto!

Se supone que -yo creo que- soy buena, pero siempre y por más que pongo y se me ponen
enfrente los medios, no llegás.
Es tedioso todo esto, corróeme la envidia al ver como hasta parece que desfilás para los demás solo para hacerme sentir olvidada.

Quizás me voy a rendir, talvez aunque sea por lastimera venís y te apiadás de mí, me dejás tenerte un rato y no importa, te voy a dejar ir una vez más.
Pero aparecé, urgís más que Remberto.

4.30.2011

Del porqué guardar las fiestas*

Cuando nos propusimos reunirnos durante la semana santa todo fue bien inocente y, como siempre, nunca nos decidíamos por el lugar en donde iríamos a dejar la materia verde.

Llegó el jueves y para salir del paso decidimos ir a comer a uno de esos restaurantes con menús promocionales para los fines de semana. Pasaron 2 horas y ya no teníamos nada que estar haciendo ahí. El instinto de vagabundear pudo más y nos retiramos a buscar un lugar más "alegre" para terminar la noche.

Como señal divina - y obvia debido a la fecha - todo estaba cerrado. Sin embargo, logramos encontrar un rincón de esos, que consecuentemente rebalsaba de gente. En efecto, ahí se escondía toda alma parrandera de San Salvador, entre otros especímenes de la fauna salvadoreña.

¿Qué encontramos? La vulgaridad del reggeatón en su máxima potencia y gente que lo bailaba como ritual previo de apareamiento.

Mentalmente me daba latigazos por no hacerle caso a la sentencia de mi madre de "guardar las fiestas" (Ok, no) y moría una y otra vez de la vergüenza ajena al oír cantar al unísono esas canciones que fácilmente me hacen sangrar los oídos con sus letras y estridente punchi punchi.

Yo sé, ¡quién nos manda! De esas experiencias que nadie queda invitado a repetir...


*Esta entrada llega tarde gracias al gentil patrocinio
del cúmulo de trabajo.

4.29.2011

Cuando los nunca se cumplen

Sucede que cuando voy tarde siempre termino tomando el autobús más lento; el más pachanguero, con esa música estridente y a todo volumen que me hace sangrar los oídos. Al bajarme de ahí, en la parada previa a mi destino final hacerme esperar es su deporte favorito y verme la cara de impaciente les alimenta más el espíritu.
Cuando por fin me dirijo al punto X de mi mapa, no faltan aquellos que parecen pedirle permiso a sus pies para moverse o el tráfico de gente que viene en sentido contrario y no me permite rebasarlos.

El colmo de todo lo anterior, y que ya me ha pasado -no necesariamente cuando voy tarde- es que esté lloviendo y no ande paraguas, que haya llovido y ande en sandalias o, por algún motivo, razón o circunstancia, se me olvide algo de vital importancia.

En fin, soy solo yo o ¿le pasa a alguien más?

4.26.2011

Hablando de personajes

"Zorro: —¡Buenos días!

Principito: —¡Buenos días! —contestó—¿Quién eres tú?

Zorro: —Soy un zorro.

Principito: —Ven a jugar conmigo. ¡Me siento tan triste!

Zorro: —No puedo jugar contigo —contestó el zorro—

No estoy domesticado.

Principito: —¿Qué significa domesticar?

Zorro: —Significa crear lazos.

Principito: —¿Qué significa crear lazos?

Zorro: —Por ejemplo, tú no eres para mi más que un

chiquillo parecido a cien mil chiquillos y no te

necesito y tú tampoco me necesitas, yo no soy para

ti más que uno entre cien mil zorros. Ahora bien,

si tú me domesticaras nos necesitaríamos uno al

otro. Tú serías para mi el único en el mundo como

yo lo sería para ti.

Principito: —Empiezo a comprender… Hay una flor y parece

que me ha domesticado.

Zorro: —Si tú me domesticaras sería maravilloso.

¡Domestícame!"

A todos nos ha sucedido, usted coloque la relación amorosa, familiar o entre amigos que mejor le parezca.

Tenemos alma de zorros, queremos crear vínculos, ser domesticados por la compañía de esas personas que hacen de nuestra vida algo más soportable, llevadero, fácil, feliz -incluso-. Nos comportamos como el principito cuando, por estar pendientes de un solo objetivo, descuidamos el resto y no nos percatamos de lo que salta a la vista. Y anhelamos que nuestro (o nuestros) principito(s) se den cuenta de la flor que representamos.

Pasa en los libros, pasa en la vida. Y mientras tanto, vagamos por aquí, por allá...en espera del papel que nos toca jugar.

3.31.2011

¡Que alguien me explique!

A diario escucho aberraciones que dicen ser inspiradas en nombre del amor: permisos y peticiones que se le otorgan o solicitan al ser amado, pero la verdad es que a mí no me terminan de calar.

Hoy, por ejemplo, mientras esperaba poder pagar la U en el mini banco que han instalado en el campus, de lo poco que se le escuchaba a la pareja que estaba adelante de mí entendí que la chera tenía ganas de hacerse un cambio de look, ella usa el cabello envidiablemente largo y liso.

Él le dice que ni se le ocurra aparecerse de repente con el cabello súper corto. Ella responde agarrándose la parte frontal del pelo y fingiendo un fleco, a lo que él responde: “Así sí te doy permiso”. Por suerte ellos estaban de espalda y ni se fijaron en lo abiertos que tenía los ojos de la indignación por semejante comentario.

Y así, he escuchado temor a recogerse el cabello con una cola porque al fulano no le parece e incluso cambios de color en la cabellera porque a él le parecía que rubia, por ejemplo, se vería mejor.

En serio, que alguien me explique en qué nivel de enamoramiento tengo que estar para permitir que alguien me diga cómo, qué tan corto o largo y el color en que tengo que usar MI cabello. La única que sufre y paga por tratar de hacerlo ver más decente cada día soy yo. Y esto no solo sucede con el pelo, pasa con la forma de vestirse, los zapatos , los accesorios e incluso hasta con el color del esmalte para las uñas.

O sea, perdón, pero ¿¡a cuenta de qué!?

No me lo tomen a mal, creo en el orden, la limpieza y el arreglo que una mujer debe tener y que, pues sí, uno siempre trata de verse presentable ante el objeto de sus afecciones, pero de eso a que me den permiso para usar tal color o tipo de ropa, ¡jamás!

De corazón les digo señoritas, si su novio o potencial pareja está constantemente queriéndole hacer cambios a su apariencia, lejos de sentirse halagadas siéntanse ofendidas. Lo que el tipo está haciendo es construir en usted la muñequita que siempre soñó. Si de verdad le gusta no hará mayores observaciones en usted a menos que, veá, le guste andarse vistiendo con colores que dañan la integridad visual del resto del mundo.

3.30.2011

Úselas como quiera

En alguna ocasión a todos nos pasa que usamos de tal forma una palabra y vemos que alguien más, de ortografía respetable, la utiliza diferente. Entonces, surge la incógnita de saber si el uso que uno le da es el correcto, caso contrario es preciso cambiarlo cuanto antes.

Pues bien, como un seguimiento a los Consejos útiles que esporádicamente comparto vía 140 caracteres, ahora les presento una lista de palabras que tienen más de una forma de escribirse.

· Ahí/Allí: adverbio de lugar que indica de forma imprecisa la ubicación de un lugar, objeto o persona.

· Asimismo/Así mismo: para variar un poco el también.

· Basquetbol/Básquetbol/Básquet: todos derivados de la voz inglesa basquetball. Al gusto del cliente la utilización.

· Ceviche/Cebiche/Seviche/Sebiche: plato de pescado o marisco crudo y bueno, usted lo demás que trae este delicioso platillo. Confieso que me asusté la primera vez que vi semejantes salvedades, pero las 4 variables son aceptadas por la RAE tomando en cuenta que se traslada el seseo de la pronunciación a la escritura.

· Esdrújulas que según el país o el estilo pueden mover de sílaba el acento: afrodisíaco/afrodisiaco; amoníaco/amoniaco; cardíaco/cardiaco; ícono/icono; vídeo/video (con esta le pido que por favor se ubique adónde vivimos y no lo escriba como si viviera en España).

· Fútbol/Futbol: retomado de la expresión inglesa football. Nuevamente, usted decide; y si por razones de estilo quiere variar, también puede utilizar la forma menos popular balompié.

· Quizá/Quizás: adverbio que expresa duda o probabilidad. Peculiarmente por analogía con otros adverbios que terminan en s se creó la segunda forma.

· Solo/Sólo: de solamente. A pesar que con los cambios realizados el año pasado por la RAE se concretizó el uso sin tilde, sigo considerando válida la segunda forma.

· Talvez/Tal vez: por quizás o acaso. Toda mi vida lo usé unido, pero el panhispánico de dudas, que jamás me decepciona, me dejó claro que la forma original es separado, aunque el DRAE ya acepta como forma culta el talvez.

· Uy/Huy: interjección que denota dolor o asombro. Aunque por mucho se utilizó acompañado de la h en su artículo enmendado la RAE da luz verde para prescindir de la consonante muda.

Y podría seguir con unas salvedades más, pero se me hace inmenso el post...

Probablemente a usted no le interese y a lo mejor yo tampoco tengo por qué estarle dando consejos sobre gramática y ortografía; sin embargo, las palabras me dan vida y es un gusto poder compartir un poco de todo esto con usted que se toma el tiempo de venir a leerme.

3.29.2011

Ojo al corto

Bien dicen que a buen entendedor, pocas palabras.

La siguiente campaña para la prevención de enfermedades de transmisión sexual supo acoplarse a esto.



Disfrute el ingenioso corto y, aunque no se acople del todo a su realidad, reflexione un poco.

Perdone usté, pero...

Sus carencias no son mi culpa.


Si me va a rebartir algo, hágalo con argumentos válidos. Cachetéeme con propiedad.

No soporto las cosas mal hechas.

Prefiero que no se ande con medias tintas.

Odio la gente yoya.

No le permito que me juzque si no conoce el trayecto que he recorrido para llegar hasta donde estoy.

Así soy y no voy ni quiero hacer nada para cambiar.

3.18.2011

Mis achaques y su memoria

Siempre he considerado que soy un poco despistada, pero últimamente dejó de ser un simple despiste por convertirse en algo más constante y hasta un tanto preocupante; cositas básicas se me olvidan y vengo a reaccionar, en algunos casos, un día después.


A continuación los que más recuerdo* (para variar hasta esto se me olvida):

  • Lunes, hora de almuerzo: mientras espero que salgan mis alimentos recalentados vía microondas, me pongo a hablar por teléfono. De repente siento olor a quemado. Se me olvidó la tortilla en la parrillita de la cocina.
  • Martes, media mañana: regreso de la universidad y tengo tanto sueño que abro la puerta, la cierro y me abalanzo sobre el sillón.[...] Llega la tarde, es hora de irme nuevamente a la U, busco descontroladamente las llaves en el sillón, abro la puerta de la sala para iluminarla y... ¡Ahí están las pinches llaves! Linda la niña, dándole chance a cualquier ladrón para meterse.
  • Miércoles, entre 8 y 9 a.m.: me parece que al regresar de la U es mejor bajarme hasta la parada donde está Anda, pagar y venirme de un solo a la casa y no volver a salir. Como siempre está vacío paso casi que de inmediato. De lo más tranquila le di el recibo y un billete de $5 a la cajera esperando incluso que me diera vuelto. Pero ¡sorpresa! No revisé bien el recibo antes de salir y a causa de un par de grifos "sobados". De nada me sirvió la buena intención porque me toco venir a la casa, regresar a Anda y obviamente regresar a mi casa
  • Viernes 2:30 p.m.: me dirijo al banco, es preciso que deposite el efectivo en mi cuenta. Pido la nota de abono y al llegar al final de la hojita dice: tipo de documento. Por inercia pongo DUI y suceden dos cosas: ni lo llevé al banco ni me lo puedo de memoria. Paseo para despejar la mente un rato...
  • Y lo más común últimamente: agendo una cosa hoy y al siguiente día recuerdo que ya tenía planes para esa fecha, o me comprometo a enviar algo y termino enviándolo entre un par de días después o una semana, incluso.
Parecen cosas básicas, pero por su misma condición de básicas no se me deberían de olvidar. Quiero creer que es solo la necesidad de autoimponerme bien las cosas y no funcionar bajo horarios aleatorios que solo conllevan desvelos, la mitad de las veces innecesarios.

*Hechos ocurridos aleatoriamente en un mes.

2.13.2011

Viajando en autobús

Eran las 6:15 a.m. del jueves y más por obligación que por convicción me dirigía a la universidad a brindar apoyo en una clase.

La mayoría empieza a dirigirse a sus lugares de trabajo por lo que no resulta extraño que se llenen rápidamente las unidades de transporte, por lo mismo decidí irme al último asiento antes de la puerta de salida, para que no me costara bajarme al llegar a mi destino.

Pues bien, ahí por el colegio Fátima se subió un señor que al no haber un puesto disponible decidió sentarse a la par mía.

Tanto por la hora como por desconfianza (sí, las noticias y la experiencia me han hecho prejuiciosa) no me pongo a charlar de la nada con un desconocido, pero cuando el señor comenzó a hablarme tampoco iba a sacar la antisocial que llevo dentro para hacerme la loca y pretender que no era conmigo con quien hablaba. Además su pregunta fue tan inocente como "¿Está helado, verdad?"

Yo traía puesto un suéter y aunque mi respuesta era obvia tampoco le dejé ir una respuesta con cara maltripeada, porque pues...él no tenía la culpa de mi desvelo.

En caso que no lo sepan, no soy ese tipo de persona que agarra confianza rápidamente con personas que ve por primera vez en su vida. Al parecer con mi respuesta le di la impresión contraria al señor y siguió sacándome plática. Basta decir que indagó en dónde vivía, mi nombre, edad, si estaba casada (¿¡Y de dónde!?), dónde trabajaba, estudiaba e incluso si tomaba el mismo autobús toooodos los días. De más está decir que le contesté de forma vaga o con mentiras.

No es que yo sea poco amigable, pero con las circunstancias que se ven y leen en los informativos tampoco voy a ponerme a contarle toda mi vida al señor que se sienta a la par mía en el autobús.

De regreso el mismo día, por andar de atarantada y urgida por llegar a la casa me subí en el bus que no era me: evangelizó un señor gritón y recibí tips para librarme del fuego eterno.

2.03.2011

La salvedad de los pretextos

Si usted es lector medianamente recurrente a este mi poco actualizado blog o comparte ideas entre 2 y 140 caracteres conmigo en twitter, se podrá haber dado cuenta que tengo un trauma, obsesión, pasión (o como prefiera llamarlo) con la ortografía.

Resulta que soy televidente activa de un par de informativos de TCS que se transmiten entre 1:00 y 2:00 p.m., y aunque comparten las noticias no sucede lo mismo con el encargado de escribir las plecas, pues vale la pena destacar que en Tele2 hasta las mayúsculas aparecen debidamente tildadas.

Ya Raúl Marín se encargó de mostrarnos en su blog los errores garrafales que muy a menudo cometen sobre todo en el 4 y en el 6, y no es mi intención remedarlo. Pero el viernes pasado, harta de ver tanto horror durante toda la semana, aproveché que María Elisa Parker dio al final de la emisión los usuarios con los que podía encontrarlos en twitter y se los hice llegar vía 140 caracteres.

Al ratito me respondió ella para saber qué error específicamente para corregirlo; luego de volvérselos a tuitear y de pasar un buen rato me respondió que no habían encontrado las palabras en las notas de ese día.

Pues bien, como soy asidua a ver la emisión que ella presenta, esta vez decidí traer un par de pruebas conmigo.




*Nótese que se comieron la tilde en apoyarán.


*Nótese: Candidto por candidato.

Ok, ok, a cualquiera le pueden pasar estas cosas y podría dejarlas pasar por la rapidez con que tiene que ser escritas. Pero espere, falta la mejor:


*eMBasada por eNVasada.

Me consuela que por lo menos está consciente de la regla que dice "se escribirá n antes de v, y m antes de b". Lo más preocupante del caso es que este error es de ayer y en la nota de hoy relacionada al tema volvió a aparecer.

Si bien todos tenemos derecho a equivocarnos, para mí los medios de comunicación están exentos de esta salvedad, pues es su deber informar y educar a la población, no contribuir con la débil formación en cuanto a ortografía se refiere. Si no están dispuestos a capacitar, señores tomen en cuenta las sugerencias o den entrada a los verdaderos comunicadores.

2.02.2011

Fastidiosa necesidad

Ugh, detesto en sobre manera quejarme. Pero desde hace más de 6 meses se me viene dando esta práctica y la verdad es que ahora me quejo de tener esa fastidiosa y repetitiva necesidad de expresar mi mal humor a través de una queja.

No espero dormirme y despertar en un mundo perfecto en donde todo sea justo lo que siempre imaginé sería mi vida (aquellos anhelos de niña), pero existen momentos determinantes en los que la balanza se pudo haber inclinado un poco más hacia mi lado. Sin embargo, heme acá quejándome públicamente por eso...

"No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista". Por lo mismo quizás en algún momento voy a caer por causa de ir reteniendo las cosas para mí sola y no manifestárselas a quien debería hacerse cargo de los problemas. Después de todo, tengo un padre, madre y dos hermanos mayores, no? Pero aquí sucede todo lo contrario, esperan que este ser que terminó de madurar a golpes tras la separación de sus padres solucione la vida de todo el mundo, pero nadie tiene se toma la molestia de detenerse a observar los pedazos que poco a poco van cayendo de la coraza que me protege de los demás mas no de mis inseguridades, intrigas y otro par de blah blah blahs.

No me gusta lo que leo, pero ¡qué rico es dejar fluir los caracteres! Solamente, gracias.

1.23.2011

Respuestas inesperadas

Conozco gente de mi edad que a sus escasos 21 – 22 años ya dicen sentirse viejos. A mí en realidad me da risa y cólera al mismo tiempo, pues siempre he pensado que no hay por qué estar añorando el ayer; es mejor dedicarse y ponerle empeño a los momentos que estás viviendo y a los que quedan por experimentar.

Teniendo en cuenta que tengo una hermana 11 años menor que yo, fácil sería sentirme vieja al ir reviviendo etapas a medida que ella va creciendo, pero sucede todo lo contrario. Mi experiencia me sirve para detectar sus rebuscadas mentiras, y como además pasé por las mismas aulas que ella y sé que las monjas son poco dispuestas a los cambios, también le descubro fácilmente si tiene que quedarse para X o Y cosa en el colegio (sí, a veces soy ese tipo de hermana fastidiosa).

No sé ustedes, pero en mis tiempos de colegio, que no fueron hace tanto tiempo (5 años atrás nada más), solo íbamos un día a la semana con ese uniforme, y si se nos ocurría por frío o por simple gana llegar en pants y tenis nos hacíamos acreedoras de un regaño de cualquier monja –ellas son así como raras–. Y siendo esta la primera semana formal de clases, me extrañó verla dos días con uniforme de Educación Física; luego de confirmarme que era porque de este año en adelante tendrían 3 horas a la semana de esa materia le repliqué “pero si cuando yo estaba ahí nunca nos dieron más de una hora por más que siempre las pedíamos”; muy linda, sincera y tajante me respondió: “En tus tiempos querida”.

Me calló de tajo y mientras caminaba de regreso a casa sentí el peso de mis años universitarios a punto de terminar… (XD)

1.21.2011

¡Artillería pesada a las YA!

Hoy cumplo una semana de estar padeciendo un terrible insomnio.

Ya no lo soporto, no solo me cuesta dormirme en la madrugada, sino que además me despierto tempranísimo y por cualquier ruido.

En caso que se le haya ocurrido que el insomnio es causado por mi estado de “reposo” constante, déjeme contarle que a pesar que no tengo documentos para corregir todos los días, me he vuelto un poco más hogareña: lavo trastes, hago limpieza, cocino, y voy a recoger de vez en cuando a mi hermana al colegio, y además me ejercito una hora diariamente buscando eliminar las libritas de más y tratar de cansarme un poco para la noche.

Muchos compañeros se quejarán de que se les acaba la vida buena y pronto iniciará la universidad, pero a mí realmente me URGE tener actividad intelectual más pesada. Parece que estoy tan acostumbrada a leer que dejó de cansarme la vista. Esto de estar como freelance en el real estado de la palabra: estar en casa esperando que me manden texto para revisar, no es para mí, no está funcionando; de paso se está metiendo con una de las cosas que más disfruto: DORMIR, peor aún es que cuando no duermo bien me pongo de mal humor.

Supongo que esa variante de trabajo hoy la próxima semana no es a lo que no termino de adaptarme y está jugando con mi cabeza de una forma extraña y desagradable que se resume en preocupaciones y falta de sueño.

Así que a ver, espero que con el ajetreo de la media tarde hasta en la noche que supone la universidad recupero mis formas y horarios para dormir, y dejo de matar sin querer las neuronas que extrañaré mientras avanza el ciclo.

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