6.27.2011

Y entonces...

Pasó que llegó. Ella, esa que estaba esperando.

Me ha gustado, sé que tengo muchísimo que aprender y trabajar mi criterio, pero emociónome que me lo estén haciendo saber. Cómo disfruto que me señalen lo que hace falta y aprender de eso.

Les comento, -en resumidas cuentas- estoy haciendo una pasantía en El Faro y, pues, preparando ese producto que esperamos pronto poder compartir con ustedes me tocó ir a cubrir la 3° entrega del premio Ovación. De la nota surgió la entrevista y...bueno, les presento el resultado.



Mientras tanto, emociónome y sigo expectante de lo mucho que me queda por aprender.

6.24.2011

Déjeme decirle que...

...respeto su derecho de fumar y quererse matar leentaameente a cambio de un poco de paz, calmar la ansiedad, calentarse en momentos de frío e incluso como método para opacar el hambre.


Mientras hay algunos que no fuman y disfrutan el olor del cigarro o simplemente no les molesta, yo no puedo estar por mucho tiempo cerca de un fumador: me agarra tos impulsiva y me empieza a chillar el pecho. Probablemente debería de retirarme y refugiarme en una burbuja, ¿pero le parece justo que mientras usted se divierte y ataca los pulmones de otros junto a los suyos yo me prive de pasar un buen rato con amigos por el simple gusto de mantener su vicio?

Dejemos de lado los escenarios para divertirse. A diario, los pasillos de la universidad se llenan del humo del amigo apestoso de los ansiosos estudiantes, toca rebuscarse por una esquina o quedarse en el salón para mantenerse a salvo; y quizás ni ahí lo esté porque más de algún compañero llegará a sentarse cerca de mí con su hermosa peste en la ropa.

Tengo tan mala suerte que por un año tuve que soportar la peste del cigarro hasta en la oficina, ya que tanto a la ex jefa como a la mayoría del departamento que estaba junto al nuestro les daba pereza bajar al parqueo. En ocasiones me perseguía hasta en la hora de almuerzo y me tocaba salir corriendo a mi cubículo para refugiar mis débiles pulmones. Perdí las esperanzas de que el ex Gerente gral hiciera algo, él hacía lo mismo en su oficina y cuando llegaba a la de ella.

Un poco extremo, yo sé. Pero después de todo es cuestión de ponerse en los pies del otro, ¿no cree?

6.17.2011

He's the one

El único al que le permito todo tipo de crítica aun sin haberla solicitado.
El primero al que le cuento y pido consejo si algo muy grave o importante sucede.
El que siempre me consiente sin importar cuántos años tenga.
El que me deja darle todo tipo de consejos a la hora de vestirse.
El work-a-holic del que aprendí.

Quien más me encanta que me pida consejo cuando está redactando un informe.
Quien no teme verse vulnerable ante mí.
Quien tiene una gran confianza en mí.
Quien me enseñó, con mis reproches y enojos, a valorar cada una de las cosas.
Quien me miente al decir que nos quiere a todos por igual, pero tiene sus preferencias con otro.
Quien no vive conmigo, pero está 24/7 para mí.

Probablemente si mi mami llega a leer esto se va a enojar un par de días conmigo y lo va a guardar en el cajón de "sé que preferís a tu papá y no a mí"; pero es algo que no puedo evitar. Tengo un vínculo demasiado fuerte con él, que me hará deprimirme por meses el día que la muerte le llegue.
Sé que no es perfecto, conozco sus errores; le reprocho algunos mientras callo otros.

Pero así, con altos y bajos, es el que mejor me entiende en este enredo que llamamos familia.

6.11.2011

Ya casi, ya casi...

Hace algunas entradas la buscaba desesperadamente.

Deben saber que me muero de ganas por obtener una crítica constructiva respecto a las cosas que considero que hago bien. Refiérome en esta ocasión a mi forma de redactar.

En la U, en las materias relacionadas (Redacción para medios, Prensa I y II) siempre obtenía buenas notas, pero nulas veces una retroalimentación. Un número nunca me llenó en esos casos.
Siempre esperé un esto está mal por tal y tal cosa.

No desconfío de mi capacidad, pero no lo es mismo hacer las cosas como yo creo que son a recibir una corrección y nutrirme de ella para crecer en el oficio.

Se me ha presentado una oportunidad que, a mi parecer, será excelente para recibir toda esa crítica que he estado buscando. Anhelo el día en que me destruyan una asignación. Al principio me voy a deprimir, pero sé que todo es en aras de mi aprendizaje y mejoramiento de mi estilo.

Nada como los nuevos retos. ¡Emociónome!

Posteriormente les voy a ir ampliando. Mientras tanto, les invito a unirse a mi felicidad.

6.07.2011

Estira y encoge emocional

Hay momentos en los que poco a poco a uno se le va haciendo chiquito el corazón. Cada uno tendrá su lista. Pero en mi caso, el que me borró la sonrisa de septiembre a diciembre del 2008 y me pone mal al momento de ver fotos familiares, es la salida de mi papá de la casa.


La única que lo vio irse fui yo. Allá por las 9 a.m. desperté y observé cómo con la ayuda de la empleada metía sus cosas al carro. Lo vi venir, la situación de ellos no era saludable para nadie, y ya nos había consultado a uno de mis hermanos y a mí.

Estuve melancólica todo el día, taciturna en mis clases y de regreso a casa, cuando él pasó por mí a la universidad, una mezcla de negación se apoderaba de mí. Me dejó a la entrada del pasaje y tendría que enfrentar la situación en casa.

Entré, solo estaban mi hermana (11 años menor) y mi mamá en la sala. Para la chiquita fue extraño verme entrar a mí y no escucharme abrir el portón para que mi papá metiera el carro a la cochera.

—Y mi papi, ¿no venía con vos?
—No, es que...él ya no va a vivir aquí—dije jugando a ser fuerte—.

Seguido de mis palabras ella se arrodilla en el suelo y se pone a llorar.
Se me hace chiquito el corazón. Doy tres pasos y me refugio en el comedor. Sale el mar de lágrimas que desde la mañana estuve reteniendo.

Ahora, a 10 días para el día del padre, ella busca fotos para el regalo que harán en el colegio. Nos encontramos una de él y mi mamá cargándola a ella, como a tres meses de haber nacido. Los dos sonríen. Mientras ella se enternece por lo linda que era de bebé, yo me traje mi dolor para acá.

6.04.2011

Antecedentes

Tengo poco más de lo necesario; mientras tanto
construyo el camino que me lleve hasta lo que quiero.

D

esde que estaba en el vientre de su madre le gustó el misterio, cuando llegó el tiempo de hacerse la ultrasonografía se puso de espaldas y fue imposible identificar su sexo. Entre juegos y promesas, el padre se dejó crecer la barba y el bigote con la esperanza de que la anhelada niña llegara luego de 2 varones.

Y la fuente se rompió inesperadamente… Era el tercer embarazo y, aunque siempre estuvo en un estricto control prenatal en una clínica bautista, nunca hubo algún indicio de que el parto pudiera ser prematuro; y tras oír al doctor decir que era una niña, la madre se rindió ante el efecto de la anestesia la madrugada del domingo 4 de junio de 1989.

Luego de 6 meses, se trasladaron a Santa Tecla, ahí María Luz del Rosario Nóchez Marín (el extenso nombre que denota el ferviente catolicismo de sus padres) empezó a crecer y desarrollarse en prácticas como cantante, bailarina de lambada e incluso porrista en sus épocas de párvula; conoció la devoción por Don Bosco y se enamoró de la veneración a María Auxiliadora.

Contra todo pronóstico, ya que su madre trabaja en una de las universidades más prestigiosas del AMSS, MaLu optó por ingresar a la Matías, alegando que el plan de estudios enfocado en la Comunicación corporativa era lo que mejor se acomodaba a sus aspiraciones como futura profesional de las comunicaciones. Sin embargo, no fue mucho el tiempo que transcurrió para darse cuenta de que el periodismo era algo a lo que le encantaría dedicarse. ¡Vaya contradicción!...un pequeño Bazzinga a su negación un par de años antes.

A falta de materias y catedráticos que ayudaran a desarrollar su habilidad escrita, poco a poco fue buscando espacios, como el blog que tras 2 años de experimentos catárticos y de opinión pereció, y una pasantía que le permitió conocer los pormenores de la vida en las salas de redacción.

La ortografía siempre fue una de sus manías, aunque la puntuación tendía a ponerla nerviosa porque usaba comas exageradamente. Una tarde de octubre del 2009 le llegó la oferta para trabajar en Editorial Santillana y a los dos días de la noticia inició a trabajar como correctora de estilo, labor que hasta la fecha realiza con gran satisfacción.

Ahora está a escasos 6 meses de egresar de la Escuela de Comunicaciones y aspira a llegar a ser editora de alguna revista. Mientras tanto, publica semanalmente en Los lados del elefante, blog colectivo de opinión, para no oxidarse y manifestarse, a manera de hacer conciencia, sobre los temas que a todos competen.

No le teme a los retos y quiere hacer cosas imposibles.

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