2010 no fue el mejor de mis años, pero tampoco lo cambiaría. Si alguien me hubiera dicho a estas alturas TODO lo que me esperaba, fácilmente le pude haber dicho que estaba loco y reírme en su cara.
Las experiencias vividas, pese a que fueran buenas o malas, han sido gratificantes. He crecido inmensamente como persona en lo profesional y en lo personal.
Solía ser una consumista compulsiva que al recibir un cheque cada mes lo gastaba en cosas insignificantes. Mantenía los servicios de mi casa y pese a esto, lejos de mantener un ahorro para cualquier eventualidad, el resto se iba en cosas superficiales.
Me dejé perder por cierto individuo, de quien no voy a negar aprendí cosas buenas. Para mi mala y buena suerte, su patanería e impertinencia abonaron mucho a mi ingenua percepción. Hace tiempo dejé de creer en los cuentos de Disney, pero esta experiencia definitivamente terminó por ponerme los pies en la tierra.
Aprendí también a no regalar mi trabajo. Siempre me sentí privilegiada por la oportunidad de que alguien me remunerara por hacer algo que para mí no implica mayor dificultad y sobre todo me hace muy feliz hacerlo – sí, tengo serios problemas J . Sin embargo, no todo es color de rosa y cuando el abuso quieren mantenerlo a base de halagos, el trabajo se vuelve engorroso dejando de lado cualquier satisfacción que antes producía.
Por otro lado, a lo largo del 2010 también conocí gente maravillosa, mantuve a mis incondicionales y fortalecí lazos con aquellos que someramente conocía. Me encanta encontrarme con personas que retroalimenten y compartan algún gusto conmigo, sea cual sea; de igual manera es emocionante encontrar a quienes sepan rebatirte con argumentos bien definidos, y a aquellos que siempre están compartiendo sus conocimientos con mucha gracia y amabilidad con el resto de nosotros.
No soy partidaria de hacer propósitos, así que ahora que se acaba la primera década del siglo XXI, analizo lo bueno y lo malo. Retomo lo que me hace crecer y me dispongo a esperar los nuevos retos que trae consigo el nuevo año.
No me resta más que agradecerle a usted que eventualmente pasa por acá a ver qué surge de esta mi cabeza.