7.08.2010

Ser mujer es una de las cosas más caras...

Antes no le veía mayor problema, durante mi infancia saciaba mis aires de vanidad desperdiciándole el maquillaje a mi mami. Recuerdo que me encerraba con llave en su cuarto y me sentaba en el banquito frente al tocador, con la segunda gaveta abierta, esa donde siempre ha guardado sus utensilios de belleza, de los que me seguí lucrando durante el culmen de mi malicia, hasta que empezó a comprar tonos más adecuados para su piel (cabe recalcar que saqué lo chele de mi abuela, y ella es una mezcla entre eso y la piel morena de mi abuelo).

Pues bien, ahora, esos gustitos, me toca cubrirlos a mí, y ¿sí o no que siempre hay algo que comprar?

Aparte de lo obligatorio, este mes compro maquillaje, el próximo a lo mejor cremas o tónicos que ayuden a removerlo; y por supuesto, nunca falta esa típica y oportuna oferta o gustito que no podés dejar pasar o de darte, ya sea porque es "lo que te hacía falta" en tu guardarropa o joyero.

Es probable que esté a punto de convertirme en una compradora compulsiva, pero no me queda duda que de una u otra forma siempre hay un menester que implicará un gasto periódicamente.

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