3.31.2011

¡Que alguien me explique!

A diario escucho aberraciones que dicen ser inspiradas en nombre del amor: permisos y peticiones que se le otorgan o solicitan al ser amado, pero la verdad es que a mí no me terminan de calar.

Hoy, por ejemplo, mientras esperaba poder pagar la U en el mini banco que han instalado en el campus, de lo poco que se le escuchaba a la pareja que estaba adelante de mí entendí que la chera tenía ganas de hacerse un cambio de look, ella usa el cabello envidiablemente largo y liso.

Él le dice que ni se le ocurra aparecerse de repente con el cabello súper corto. Ella responde agarrándose la parte frontal del pelo y fingiendo un fleco, a lo que él responde: “Así sí te doy permiso”. Por suerte ellos estaban de espalda y ni se fijaron en lo abiertos que tenía los ojos de la indignación por semejante comentario.

Y así, he escuchado temor a recogerse el cabello con una cola porque al fulano no le parece e incluso cambios de color en la cabellera porque a él le parecía que rubia, por ejemplo, se vería mejor.

En serio, que alguien me explique en qué nivel de enamoramiento tengo que estar para permitir que alguien me diga cómo, qué tan corto o largo y el color en que tengo que usar MI cabello. La única que sufre y paga por tratar de hacerlo ver más decente cada día soy yo. Y esto no solo sucede con el pelo, pasa con la forma de vestirse, los zapatos , los accesorios e incluso hasta con el color del esmalte para las uñas.

O sea, perdón, pero ¿¡a cuenta de qué!?

No me lo tomen a mal, creo en el orden, la limpieza y el arreglo que una mujer debe tener y que, pues sí, uno siempre trata de verse presentable ante el objeto de sus afecciones, pero de eso a que me den permiso para usar tal color o tipo de ropa, ¡jamás!

De corazón les digo señoritas, si su novio o potencial pareja está constantemente queriéndole hacer cambios a su apariencia, lejos de sentirse halagadas siéntanse ofendidas. Lo que el tipo está haciendo es construir en usted la muñequita que siempre soñó. Si de verdad le gusta no hará mayores observaciones en usted a menos que, veá, le guste andarse vistiendo con colores que dañan la integridad visual del resto del mundo.

3.30.2011

Úselas como quiera

En alguna ocasión a todos nos pasa que usamos de tal forma una palabra y vemos que alguien más, de ortografía respetable, la utiliza diferente. Entonces, surge la incógnita de saber si el uso que uno le da es el correcto, caso contrario es preciso cambiarlo cuanto antes.

Pues bien, como un seguimiento a los Consejos útiles que esporádicamente comparto vía 140 caracteres, ahora les presento una lista de palabras que tienen más de una forma de escribirse.

· Ahí/Allí: adverbio de lugar que indica de forma imprecisa la ubicación de un lugar, objeto o persona.

· Asimismo/Así mismo: para variar un poco el también.

· Basquetbol/Básquetbol/Básquet: todos derivados de la voz inglesa basquetball. Al gusto del cliente la utilización.

· Ceviche/Cebiche/Seviche/Sebiche: plato de pescado o marisco crudo y bueno, usted lo demás que trae este delicioso platillo. Confieso que me asusté la primera vez que vi semejantes salvedades, pero las 4 variables son aceptadas por la RAE tomando en cuenta que se traslada el seseo de la pronunciación a la escritura.

· Esdrújulas que según el país o el estilo pueden mover de sílaba el acento: afrodisíaco/afrodisiaco; amoníaco/amoniaco; cardíaco/cardiaco; ícono/icono; vídeo/video (con esta le pido que por favor se ubique adónde vivimos y no lo escriba como si viviera en España).

· Fútbol/Futbol: retomado de la expresión inglesa football. Nuevamente, usted decide; y si por razones de estilo quiere variar, también puede utilizar la forma menos popular balompié.

· Quizá/Quizás: adverbio que expresa duda o probabilidad. Peculiarmente por analogía con otros adverbios que terminan en s se creó la segunda forma.

· Solo/Sólo: de solamente. A pesar que con los cambios realizados el año pasado por la RAE se concretizó el uso sin tilde, sigo considerando válida la segunda forma.

· Talvez/Tal vez: por quizás o acaso. Toda mi vida lo usé unido, pero el panhispánico de dudas, que jamás me decepciona, me dejó claro que la forma original es separado, aunque el DRAE ya acepta como forma culta el talvez.

· Uy/Huy: interjección que denota dolor o asombro. Aunque por mucho se utilizó acompañado de la h en su artículo enmendado la RAE da luz verde para prescindir de la consonante muda.

Y podría seguir con unas salvedades más, pero se me hace inmenso el post...

Probablemente a usted no le interese y a lo mejor yo tampoco tengo por qué estarle dando consejos sobre gramática y ortografía; sin embargo, las palabras me dan vida y es un gusto poder compartir un poco de todo esto con usted que se toma el tiempo de venir a leerme.

3.29.2011

Ojo al corto

Bien dicen que a buen entendedor, pocas palabras.

La siguiente campaña para la prevención de enfermedades de transmisión sexual supo acoplarse a esto.



Disfrute el ingenioso corto y, aunque no se acople del todo a su realidad, reflexione un poco.

Perdone usté, pero...

Sus carencias no son mi culpa.


Si me va a rebartir algo, hágalo con argumentos válidos. Cachetéeme con propiedad.

No soporto las cosas mal hechas.

Prefiero que no se ande con medias tintas.

Odio la gente yoya.

No le permito que me juzque si no conoce el trayecto que he recorrido para llegar hasta donde estoy.

Así soy y no voy ni quiero hacer nada para cambiar.

3.18.2011

Mis achaques y su memoria

Siempre he considerado que soy un poco despistada, pero últimamente dejó de ser un simple despiste por convertirse en algo más constante y hasta un tanto preocupante; cositas básicas se me olvidan y vengo a reaccionar, en algunos casos, un día después.


A continuación los que más recuerdo* (para variar hasta esto se me olvida):

  • Lunes, hora de almuerzo: mientras espero que salgan mis alimentos recalentados vía microondas, me pongo a hablar por teléfono. De repente siento olor a quemado. Se me olvidó la tortilla en la parrillita de la cocina.
  • Martes, media mañana: regreso de la universidad y tengo tanto sueño que abro la puerta, la cierro y me abalanzo sobre el sillón.[...] Llega la tarde, es hora de irme nuevamente a la U, busco descontroladamente las llaves en el sillón, abro la puerta de la sala para iluminarla y... ¡Ahí están las pinches llaves! Linda la niña, dándole chance a cualquier ladrón para meterse.
  • Miércoles, entre 8 y 9 a.m.: me parece que al regresar de la U es mejor bajarme hasta la parada donde está Anda, pagar y venirme de un solo a la casa y no volver a salir. Como siempre está vacío paso casi que de inmediato. De lo más tranquila le di el recibo y un billete de $5 a la cajera esperando incluso que me diera vuelto. Pero ¡sorpresa! No revisé bien el recibo antes de salir y a causa de un par de grifos "sobados". De nada me sirvió la buena intención porque me toco venir a la casa, regresar a Anda y obviamente regresar a mi casa
  • Viernes 2:30 p.m.: me dirijo al banco, es preciso que deposite el efectivo en mi cuenta. Pido la nota de abono y al llegar al final de la hojita dice: tipo de documento. Por inercia pongo DUI y suceden dos cosas: ni lo llevé al banco ni me lo puedo de memoria. Paseo para despejar la mente un rato...
  • Y lo más común últimamente: agendo una cosa hoy y al siguiente día recuerdo que ya tenía planes para esa fecha, o me comprometo a enviar algo y termino enviándolo entre un par de días después o una semana, incluso.
Parecen cosas básicas, pero por su misma condición de básicas no se me deberían de olvidar. Quiero creer que es solo la necesidad de autoimponerme bien las cosas y no funcionar bajo horarios aleatorios que solo conllevan desvelos, la mitad de las veces innecesarios.

*Hechos ocurridos aleatoriamente en un mes.

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