4.29.2011

Cuando los nunca se cumplen

Sucede que cuando voy tarde siempre termino tomando el autobús más lento; el más pachanguero, con esa música estridente y a todo volumen que me hace sangrar los oídos. Al bajarme de ahí, en la parada previa a mi destino final hacerme esperar es su deporte favorito y verme la cara de impaciente les alimenta más el espíritu.
Cuando por fin me dirijo al punto X de mi mapa, no faltan aquellos que parecen pedirle permiso a sus pies para moverse o el tráfico de gente que viene en sentido contrario y no me permite rebasarlos.

El colmo de todo lo anterior, y que ya me ha pasado -no necesariamente cuando voy tarde- es que esté lloviendo y no ande paraguas, que haya llovido y ande en sandalias o, por algún motivo, razón o circunstancia, se me olvide algo de vital importancia.

En fin, soy solo yo o ¿le pasa a alguien más?

2 Comentarios:

Genius dijo...

Mas de alguna vez nos pasa a todos,... Incluso a veces se vuelve gustoso...

MaLu Nóchez dijo...

Bueno, quizá porque nunca se me hace amena la tardanza es que detesto llegar tarde. Jajaja, Saludos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...